Gregorio Billikop Encina, Asesor Agrícola en Administración Laboral con la Extensión Agrícola de la Universidad de California y Profesor Visitante de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, relata la siguiente situación:
“En 1993, tuve mi primera oportunidad de visitar a Rusia como representante de la Universidad de California. Mi tarea era la de proporcionar ayuda técnica en el área de administración laboral en la agricultura. "Los rusos son muy corteses", me habían explicado antes de mi arribo. Uno de mis intérpretes, una vez que había llegado, me explicó que un caballero le vertería la limonad (cualquier tipo de jugo) a las damas y les mostraría otros tipos de cortesía.
Hacia el fin de mi viaje de tres semanas, fui invitado a salir a cenar por mi joven huésped y amigo Dmitri Ivanovich y su encantadora mujer, Yielena. Al final de una comida maravillosa Yielena me preguntó si me gustaría un plátano. Yo le agradecí pero se lo rechacé lo más educadamente posible, explicándole que estaba muy satisfecho. Pero mientras respondía, mi mente trataba de buscar una salida cortés: "¿Qué hago? ¿Le ofrezco un plátano aunque estos están igualmente cerca de ella que de mí? ¿Qué sería lo cortés?"
"¿Le gustaría un plátano a usted?", le pregunté a Yielena.
"Sí", ella sonrió, pero no hizo ningún esfuerzo por tomar cualquiera de los tres plátanos en la cesta de fruta. "¿Qué hago ahora?", pensé.
"¿Cuál le gustaría?", le pregunté torpemente.
"Ese", me dijo, al apuntar a uno de los plátanos. Así es que, pensando en la cortesía rusa, tomé el plátano que Yielena había escogido, lo pelé a medias y se lo pasé. Las sonrisas en los rostros de Yielena y de Dmitri me hicieron sentir que había obrado correctamente. Después de esta experiencia yo pasé mucho tiempo contándole a todo mundo que la acción caballeresca era pelarle los plátanos a las damas rusas. Un día, durante mi tercer viaje, fui cortésmente desengañado sobre tal noción.
"¡Oh no!, Grigorii Davidovich", un ruso me corrigió amablemente. "En Rusia, cuando un hombre le pela un plátano a una dama esto significa que él tiene un interés romántico por ella".
Siguiendo a Paul Watzlawick, esta situación puede ser interpretada de distintas maneras. Una posibilidad es considerar, desde la visión monádica del individuo, que el invitado tuvo un comportamiento de mala educación al final de la cena. Otra, en cambio, es sostener que el significado del concepto de cortesía cambia según las diferentes culturas. Para los rusos, “un hombre que pela un plátano a una dama significa que él tiene un interés romántico por ella”; sin embargo, para los chilenos no posee esa connotación.
Al igual que el invitado y la familia Ivanovich, cada uno de nosotros está inserto en un contexto, en un entorno cultural o “mapa” que otorga sentido a nuestros actos, pensamientos, sentimientos…
Cada hombre percibe la realidad social a través de los órganos sensoriales y, luego, va atribuyéndole sentido. Por lo tanto, existirían tantas realidades como individuos.
lunes, 1 de octubre de 2007
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1 comentario:
Los desarrollos en neurofisiología de los últimos 30 años, con el puntapié inicial de la PNL allá por la década del `70, nos hablan del mapa mental. Aquella estrucutura de pensamiento, y de sensaciones que moldea nuestra percepción de lo que nos rodea. Así es que coincidimos con la postura de la existencia de tantas realidades como individuos, lo que nos lleva a la comunicación humana también. Aquí hablamos de metamodelos del lenguaje, claro está, las palabras no tienen significado, las personas se lo asignan, veamos, Libertad es un vocablo poderoso, no? Ahora bien, significa lo mismo para mi, que para una persona recién salida de prisión, o que para un amigo recién divorciado? Cuando decimos "es obvio que lo que te quise decir fué..." Obvio, para quién, según que mapa? Nuestro amigo se dió con dos rusos muy corteses, no? Obvio!!, o no tan obvio??
Pablo Vera Ph.D.
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